El escenario político también se calienta. La Junta Central Electoral (JCE) ordenó retirar las propagandas de Gonzalo Castillo y Omar Fernández por considerarlas un claro caso de proselitismo a destiempo.
En el caso de Gonzalo, su regreso a la arena política dentro del PLD generó ruido porque, antes incluso de abrirse oficialmente la precampaña, ya su figura estaba en vallas, anuncios y redes, proyectando un despliegue que recordaba su estilo de campaña anterior.
Lo mismo ocurrió con Omar Fernández, líder emergente que también colocó publicidad fuera de los plazos establecidos por la ley electoral.
La JCE busca enviar un mensaje claro: no se puede adelantar la competencia electoral usando recursos, ni públicos ni privados, antes de tiempo.
La medida pretende equilibrar la cancha, para que ningún candidato arranque con ventaja indebida sobre los demás.
El trasfondo de este episodio toca fibras sensibles: la confianza de la ciudadanía en un proceso electoral justo. Cada vez que se percibe que las reglas no se cumplen, la credibilidad del sistema queda en entredicho.
La decisión, aunque polémica, coloca a Gonzalo y Omar en la discusión pública y abre el debate sobre si en la política dominicana las instituciones están verdaderamente logrando controlar el juego o si el peso del poder económico sigue imponiéndose.



